lunes, 8 de septiembre de 2014

Descubrir Lyon fue un grato encuentro con la historia. Esta ciudad, declarada Patrimonio Universal por la UNESCO, ha sabido conjugar presente y pasado de una manera armoniosa y atractiva, en planos que trascienden lo meramente arquitectónico. El recorrido por el casco histórico, emplazado entre los ríos Ródano y Saona, nos permitió encontrar pasadizos que conectan entre sí las estrechas callejuelas de seda, pasadizos que originaron la curiosa costumbre de “trabouler”, es decir, de encontrar atajos, palabra que solo adquiere sentido en Lyon, además de otras como “bouchon”, sinónimo de “restaurant”, bouchon que al término del recorrido nos permitió degustar platos típicos de la zona. A continuación, algunas fotos de nuestra travesía, en la que quizás reconozcamos el gorro de aviador de un gran lionés: Antoine de Saint-Éxupéry.