Nos
despertamos en la mañana, como es habitual en el albergue en París. Nos subimos al bus y partimos hacia el gran castillo de Chambord. Paseamos por los jardines
y las impresionantes salas renacentistas hasta que por desgracia se largó a
llover. Volvimos al bus rápidamente y seguimos al siguiente castillo:
Chenonceau. Afortunadamente había regresado el sol, nos perdimos por
laberintos, vimos a unos cuantos burros, apreciamos los grandes lujos del
castillo y tomamos muchos helados debido al calor. Pero la lluvia se hizo
presente de nuevo. Llegamos muy agotados al albergue en St. Malo, un balneario
que conoceremos mañana. Se despiden María José López, Constanza Escobar,
Moserrat Maturana y Emily Skog